Casi agotada la pesca marina en el mundo, denuncia FAO en informe.

05 marzo 2009

 Fuente: Grupo Fórmula

 

 

  En México, 70 por ciento de pesquerías catalogadas como explotadas al máximo o en deterioro, denuncia Greenpeace.

El 80 por ciento de la pesca marina a nivel mundial se encuentra plenamente explotada, sobreexplotada y agotada, y las repercusiones del cambio climático están afectando a la estabilidad de los recursos pesqueros según el último informe de Organización de las Naciones Unidas para la Pesca y la Alimentación (FAO) sobre el Estado Mundial de la Pesca y la Acuacultura 2008.

El informe, liberado ayer por la FAO, indica que el 19 por ciento de las poblaciones de peces marinos sujetos a la pesca están sobreexplotadas, el 8 por ciento agotadas, el 1 por ciento en recuperación, el 2 por ciento infraexplotados, el 18 moderadamente explotados y el 52 plenamente explotadas.

El informe dado a conocer por la organización ambientalista Greenpeace, señala que la mayor parte de las poblaciones de las diez especies más pescadas y que en términos de cantidad representan 30 por ciento de la captura marina mundial, se hallan plenamente explotadas o sobreexplotadas y, por ello, no habrá grandes aumentos en sus capturas. Entre estas especies está el atún aleta amarilla, que se pesca en México.

Además, se menciona que el cambio climático está modificando la distribución de las especies marinas y de agua dulce. En general, las especies de aguas más cálidas están siendo desplazadas hacia los polos y están experimentando cambios en el tamaño de su hábitat y en su productividad.

El cambio climático está afectando ya a la estacionalidad de determinados procesos biológicos, modificando con ello las redes tróficas marinas y de agua dulce, con consecuencias imprevisibles en la producción de la pesca y la acuicultura. Es también motivo de preocupación el aumento del riesgo de invasión por parte de otras especies y la difusión de enfermedades transmitidas a través de vectores.

Las diferencias de calentamiento entre la tierra y los océanos y entre las regiones polares y las tropicales afectarán a la intensidad, frecuencia y estacionalidad de los patrones climáticos, así como a los fenómenos meteorológicos extremos y, por tanto, a la estabilidad de los recursos marinos y de agua dulce adaptados a ellos o que sufren su influencia.

El aumento del nivel del mar, la fusión de los glaciares, la acidificación oceánica, así como los cambios en las precipitaciones, las corrientes freáticas y los ríos afectarán a los arrecifes de coral, los humedales, los lagos y los estuarios considerablemente.

Estos cambios obligarán a aplicar medidas de adaptación para aprovechar las oportunidades existentes y reducir al mínimo las repercusiones negativas sobre las pesquerías y los sistemas de acuicultura.

Durante las tres últimas décadas, el número de pescadores y acuacultores ha crecido más rápidamente que la población mundial y el empleo en el sector pesquero ha aumentado con mayor rapidez que el empleo en la agricultura tradicional, lo cual ha incrementado la presión pesquera en muchos sectores y posteriormente ha originado el colapso de muchas pesquerías, dice la organización ambientalista.

Ante el colapso de las pesquerías se ha planteado a la acuacultura como la solución, sin embargo esta actividad, que ha crecido a pasos agigantados, sigue dependiendo de la pesca para la producción de alimentos a partir de harina de pescado.

Mientras no se busquen fuentes alternas de proteína o se cierren los ciclos de cultivo la presión sobre los recursos pesqueros no va a disminuir. Además, la instalación de granjas acuícolas ha arrasado con grandes extensiones de manglar en México y todo el mundo, lo cual es una aberración, dada la importancia de esos ecosistemas para la reproducción de las especies del mar, dijo Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de océanos y costas de Greenpeace México.

La situación en México

En México el 70 por ciento de las pesquerías se encuentran catalogadas como explotadas al máximo o en deterioro. En el Golfo de México pesquerías como la de tiburón, cazón, sierra, robalo, guachinango tienen una tendencia descendente desde la década de los noventas.

La pesca de caracol, camarón blanco y rosado, la lisa y el mero ya están deteriorados. En el Pacífico las pesquerías de camarón azul y blanco, erizo, pepino de mar, lisa y erizo, tiburones, alemejas y jaibas ya están deterioradas también.

“Ante la depredación y la sobrepesca que están enfrentando nuestros océanos, Greenpeace ha propuesto a las reservas marinas como una solución de las soluciones. Las reservas marinas no sólo traen beneficios a las especies que viven dentro de ellas, sino que también impactan positivamente a las poblaciones de especies que viven a su alrededor y en zonas cercanas. Es decir, las reservas marinas exportan individuos, adultos y larvas, e incluso juveniles, a zonas que no tienen ninguna protección y por ende, pueden ayudar a mantener y restaurar poblaciones fuera de la reserva” continuó Olivera.

“En México las políticas actuales que rigen a la pesca no consideran los efectos provocados por el cambio climático. Por ello deben crearse planes de ordenamiento pesquero en donde se consideren los posibles efectos del cambio climático y las respuestas de mitigación y adaptación, además de llevar a cabo la creación de reservas marinas” finalizó.

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