La extracción de aguas subterráneas por el turismo podría hundir las ruinas de Angkor en Camboya
25 julio 201724 de julio de 2017
Fuente: iagua
Nota: Europa Press
La extracción abusiva de aguas en la provincia de Siem Reap, en el noroeste de Camboya, debido al creciente turismo podría provocar el hundimiento del parque arqueológico de Angkor, un recinto de 400 kilómetros cuadrados cuna de la civilización jemer protegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Aunque no ha habido problemas serios todavía y no se han realizado estudios específicos, la UNESCO alerta de que el descenso del nivel de la tierra que sustenta las ruinas puede amenazar la preservación del complejo, que recibe alrededor de cuatro millones de visitantes –2,5 millones extranjeros– al año.
El auge del turismo y el aumento de la población han propiciado en Siem Reap un déficit de unos 300 millones de metros cúbicos de agua al año, según recoge un informe publicado por la UNESCO.
Para abastecer de agua a la región, la Autoridad de Abastecimiento de Agua de Siem Reap extrae cerca de 27.900 metros cúbicos de agua subterránea al día solo para uso doméstico, pero la ciudad de Siem Reap cuenta actualmente con un aeropuerto internacional, más de un centenar de hoteles, restaurantes, cafeterías y mercados llenos de tiendas. En muchas ocasiones estos establecimientos han excavado miles de pozos privados ilegales para satisfacer sus necesidades de agua.
Camboya experimenta un aumento anual del 20% del turismo, un sector que supone el 16 por ciento del PIB y, pese a que ayuda al desarrollo económico del país, propicia no solo la escasez de los recursos, sino también la contaminación ambiental.
El auge del turismo y el aumento de la población han propiciado en Siem Reap un déficit de unos 300 millones de metros cúbicos de agua al año
El control de residuos es un problema permanente y, aunque muchos de los templos son limpiados, es común ver basura amontonada. Quienes viven a lo largo del río Siem Reap se han quejado de que el agua está demasiado sucia para usarla o bañarse. Aseguran que mientras hace doce años el agua estaba limpia y se podía emplear para uso doméstico, hoy en día, el agua del río está oscura y sucia.
En busca de alternativas viables
La UNESCO plantea, como parte de su programa “Mejora y restauración de los sistemas hídraúlicos en el emplazamiento del Patrimonio Mundial de Angkor y en la ciudad de Siem Reap”, la posibilidad de bombear el agua necesaria del lago Tonlé Sap, el lago más grande del sureste de Asia, declarado reserva de la Biosfera.
Sin embargo, dos millones de camboyanos también dependen de la pesca de agua dulce en el lago, uno de los más productivos del mundo, con una captura anual de más de 250.000 toneladas, por lo que el Gobierno deberá sopesar el impacto ambiental antes de aprobar cualquier proyecto para bombear agua a Siem Reap.
Además, el lago Tonlé Sap actúa como mediador en las inundaciones del río Mekong, que fluye a través de otros cinco países del sudeste asiático, por lo que su importancia llega mucho más allá de Camboya.
La organización también apuesta por otras alternativas, como educar a la gente para no tirar residuos en el río, la restauración del río, que puede ser incluso un atractivo turístico, y la restauración de otros templos alrededor de Angkor que podría disminuir el flujo turístico en el sitio principal.
El Departamento de Gestión del Agua de la Autoridad Nacional APSARA ha llevado a cabo un trabajo teórico y práctico durante ocho años que les permitirá rehabilitar el milenario sistema hidráulico de Angkor, que incluía estanques y canales artificiales para recolectar el agua de lluvia. En este caso, los fosos que rodean los templos Angkor Thom y Angkor Wat han sido restaurados y rellenados después de cientos de años.
Angkor fue construida hace mil años por el pueblo Jemer. Los gobernantes, al igual que en las ciudades modernas, tuvieron que proteger a los habitantes de las inundaciones en la estación de lluvias y proporcionar agua para uso doméstico y para la agricultura en la estación seca. Para ello construyeron una serie de obras de ingeniería hidráulica que sostuvieron a esta civilización durante seis siglos.