Haciendo agua

13 junio 2017

11 de junio de 2017
Fuente: Excelsior
Nota: Federico Döring

El patrón es el mismo: avenidas inundadas, red hidráulica sobrepasada, basura en las coladeras. Toda una fórmula para un desastre pluvial.

La fotografía habla por sí sola. Con cascos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el presidente Enrique Peña Nieto, y el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, sonríen para la foto mientras recorren las obras del Túnel Emisor Poniente II; un día antes, la ciudad había colapsado bajo una intensa lluvia que inundó varias zonas de la capital.

La ironía de supervisar obras que prevendrán las inundaciones, mientras la ciudad recuperaba su vocación de cuenca y el agua de la lluvia ponía a prueba el sistema de drenajes de la capital. Prueba fallada.

Antes era muy fácil decir cuándo iniciaba la temporada de lluvias. Hoy, las franjas se han borrado y en cualquier época del año hay precipitación.

Sin embargo, el patrón es el mismo: avenidas inundadas, red hidráulica sobrepasada, basura en las coladeras. Toda una fórmula para un desastre pluvial.

Los capitalinos hemos sido testigos las últimas dos semanas de caos como consecuencia de la lluvia.

El problema, claro está, no es la precipitación en sí misma, sino las secuelas que ésta deja a su paso: tráfico, accidentes, inundaciones, caída de árboles.

Sin lugar a dudas, el mayor conflicto lo generan las inundaciones. Los automovilistas, en una metrópoli ya de por sí muy rebasada en su capacidad para soportar autos, se topan con verdaderos estacionamientos en las calles, mientras ven cómo el nivel del agua sube hasta llegar, en ocasiones, a cubrir los propios coches.

Cuando observamos que la lluvia inicia, el primer pensamiento es el dolor de cabeza que nos representará salir de la oficina.

Un tramo de cinco kilómetros se puede traducir en un recorrido de más de una hora o hasta dos horas. Avanzamos como si se tratara de lanchas abriéndose paso en los canales de la cuenca que es el Valle de México.

Recapitulo la imagen con la que abrí este texto. El Presidente se vanagloria recorriendo las obras del Estado de México —de gobierno del mismo partido que él— mientras la ciudad se inunda.

Grandes obras se realizan para evitar, en algún futuro esperemos no muy lejano, las inundaciones que hoy son el pan de cada día.

Sin embargo, es muy rescatable el contexto. La fotografía y el apoyo incondicional para los gobernadores de su mismo partido, pero cuándo se dará el mismo soporte a otras entidades.

¿Cuándo recorrerá las obras del Túnel Emisor Oriente en compañía del jefe de Gobierno de la Ciudad de México?

Tal vez las agendas no son las mismas. O, simplemente, el apoyo a la entidad vecina es simple gesto de agradecimiento de un resultado electoral.

Son sólo especulaciones. Lo único cierto es la realidad que viven en un día de lluvia no sólo los capitalinos, también los habitantes del Estado de México, de Hidalgo y de Morelos.

Transitar por un Anillo Periférico o Insurgentes con una lluvia moderada a fuerte se convierte en una travesía imposible de llevar a cabo sin invertirle varias horas de nuestro tiempo.

La Conagua y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM) deberían poner de manifiesto su mejor agenda para dar solución a las lluvias de este año.

Los túneles emisores oriente y poniente no estarán listos sino hasta 2018 y 2020, respectivamente, en tanto, las lluvias no se detendrán.

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