Mundo- Eco Ansiedad: cuando la conciencia ambiental se vuelve en tormento

27 septiembre 2025 Agua

27 de septiembre de 2025

Nota de: Fernanda Muraira, estudiante de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental en la Universidad Iberoamericana

Foto: Cero Residuo en Noro

Para este punto de la historia, la crisis ambiental cuenta con extensa documentación a nivel internacional. Esta documentación no está reducida a los impactos sobre los ecosistemas ni a el monitoreo de los límites planetarios, sino que también incluye la trayectoria de inacción de la comunidad internacional. Es decir, la ciudadanía global no solo está informada del avance acelerado de los desastres ambientales, sino que además tiene evidencia de que los gobiernos no están cumpliendo con los compromisos nacionales y multilaterales destinados a frenar el colapso del sistema planetario.

Ante este panorama, no es de sorprenderse que exista un fenómeno emergente de afectaciones a la salud mental alrededor del mundo. En parte, estas afectaciones están relacionadas con la manera en la que se construye teóricamente la crisis ambiental: como el resultado de las acciones (y omisiones) de individuos. Si se sigue esta lógica, son los mismos individuos quienes deberían (y podrían) solucionarla. Esta noción ignora que las personas existen dentro de un contexto que las contiene y organiza, en donde hay disparidades de poder y en donde son las empresas y gobiernos quienes definen la agenda nacional y global.

Asimismo, las afectaciones a la salud mental están directamente vinculadas con la vivencia en carne propia de los efectos del cambio climático, siendo la ecoansiedad uno de los fenómenos más representativos de este escenario.

Antes de definir la eco ansiedad, es importante resaltar lo que no es. En primer lugar, la eco ansiedad no es un trastorno de salud mental. La eco ansiedad, es una respuesta racional al avance desenfrenado de la crisis ambiental, la cual amenaza con la existencia futura del mundo tal y como lo conocemos. La eco ansiedad está asociada a un peligro existencial real. La Asociación Americana de Psicología (APA) la define como la desesperanza cotidiana asociada a la observación del avance irrevocable de los efectos del cambio climático y la preocupación por el futuro propio y de las siguientes generaciones^[1]. Esta definición puede encontrarse en el reporte Mental Health and Our Changing Climate: Impacts, Implications and Guidance de 2017.

Si se toma como válida la narrativa individual del origen y el combate de la crisis ambiental, se podría caer en la trampa de pensar que la solución de la eco ansiedad radica en que los individuos se involucren en acciones ambientales locales. Los ejemplos emblemáticos usualmente son las reforestaciones, los huertos comunitarios y las campañas de reciclaje. Además, se recomienda evitar la sobreexposición a noticias ambientales y adoptar prácticas de disminución de estrés^[2]. Sin embargo, esta propuesta ignora que la salud mental no es una cuestión individual, sino que existen factores psicológicos, biológicos, sociales y ambientales que la determinan.

En el caso específico de la eco ansiedad, en tanto que está directamente causada por la crisis ambiental y por el atestiguamiento de la inacción de actores clave a nivel mundial, hay factores económicos, sociales y ambientales directamente vinculados a su encadenamiento^[3]. Algunos ejemplos son la exposición repetida a desastres ambientales, inseguridad hídrica, el conflicto armado, la migración forzada, el alza en las desigualdades socioeconómicas y la conciencia ambiental. Este último punto se vuelve sumamente relevante, pues si bien la conciencia ambiental es un componente fundamental para hacerle frente a la crisis que nos aqueja, la conciencia ambiental dentro de un contexto de incertidumbre e impotencia puede paralizar más que potencializar la acción.

Entonces, mientras que la eco ansiedad se manifiesta en los individuos, la manera en la que se aborda tendría que ser colectiva y articulada. En el Mental Health and Climate Change: Policy Brief de 2022, la OMS propone algunas recomendaciones importantes en materia de salud mental y bienestar psicosocial y cambio climático, particularmente en el contexto del fenómeno emergente de afectaciones a la salud mental. Estas recomendaciones incluyen integrar el cambio climático en las políticas y programas para la salud mental, cumplir con los compromisos de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), cerrar las brechas de financiamiento para la salud mental y en las respuestas al cambio climático en materia de salud e implementar enfoques comunitarios y multisectoriales para la reducción de vulnerabilidades y la atención a los efectos del cambio climático en materia de salud mental y psicosocial.

Cada 27 de septiembre se conmemora el Día de la Conciencia Ambiental donde se busca visibilizar los impactos que como sociedad tenemos sobre el medio ambiente y nuestra responsabilidad compartida por cuidarlo y remediarlo. Para que la conciencia ambiental sea digna de celebrarse y no se convierta en un factor para el desarrollo de la eco ansiedad, es necesario que México se comprometa a cumplir con sus compromisos internacionales, así como que articule de manera concreta las agendas de salud mental y bienestar psicosocial y de cambio climático. No dejemos pasar esta oportunidad para recordar que la eco ansiedad es un tema colectivo y requiere que asumamos responsabilidades compartidas pero diferenciadas en la lucha contra la crisis ambiental.

Referencias.

^[1] APA, Climate for Health y ecoAmerica. (marzo 2017). Mental Health and

our Changing Climate: Impacts, Implications, and Guidance.

^[2] Bojorquez, G. (3 de junio de 2025). ¿Tienes ecoansiedad? Así puedes identificarla y enfrentarla.

^[3] OMS. (2022). Mental Health and Climate Change: Policy Brief.